Hay mucha gente implicada en la protección animal, con muchas funciones, distintas filosofías y labores. Hoy os voy a hablar por primera vez de aquellos que se dedican al rescate de animales. Bueno, realmente no es la primera vez, en la novela que escribí aquí viernes a viernes y cuya revisión ya estoy terminando (falta hacía una buena corrección), un capítulo estaba protagonizado por un rescate. Solo que los rescates con frecuencia no son tan sencillos como yo lo describía; requieren de muchos días de guardia, mucha paciencia, horas robadas al sueño, a la familia, al ocio, lo que sea preciso para salvar una vida.
Voluntarios que dedican su tiempo a acostumbrar a comer siempre en el mismo sitio a un animal que ha perdido la confianza en el ser humano y no se deja atrapar, vigilando durante largas noches, recorriendo carreteras y pueblos perdidos tras el aviso de un animal herido, patrullando, montando jaulas trampas, luchando contra la incomprensión de muchos, las pocas manos, los pocos recursos…
A eso se dedica el Equipo de Rescate Animal (ERA), que responde avisos que requieren de un equipo especializado, porque eso son ellos: especialistas en rescate animal que necesitan dar a conocer su labor para poder hacer más, ayudar más, salvar más vidas. Anualmente rescatan unos 250 perros.
Fijaos en cómo describe una de las integrantes de ERA, Susana, su labor:
Rescatamos animales que necesitan de un equipo especializado para hacerlo ya que no se dejan coger a mano por nadie. Por lo general son animales abandonados a su suerte, enfermos, heridos, tan maltratados que tienen un pánico tremendo al ser humano, al no dejarse coger a mano, están condenados a una muerte segura en la calle.
Para nosotros salvar la vida a un animal que no se deja coger es una cadena llena de eslabones repletos de compromiso e implicación para con ellos: el primer eslabón es esa persona que lo ve en la calle y no puede mirar a otro lado, le alimenta y le busca una protectora, al no poderle coger a mano se pone en contacto con nosotros que somos el segundo eslabón, realizamos el rescate y cuando conseguimos rescatar al animal y ponerle a salvo en la protectora comienza el tercer eslabón, su vida en la protectora o casa de acogida para comenzar nuevamente a confiar en los humanos, aquellos que tanto daño le hicieron, y el cuarto eslabón que es la familia que decide adoptarlo y ofrecerle la vida que nunca tuvo.
Animales como Elvah, que apareció en el arcén de la carretera y aunque parecía confiada al mínimo movimiento se retiraba. Estuvieron poniéndole comida a diario en el mismo sitio y ella acudía puntual a la cita, aunque siempre permanecía a varios metros de las personas que le llevaban alimento. El día que el equipo de rescate fue con la jaula trampa se acercó dando rodeos a la comida, desconfiando aún más. Una vez en la jaula Elvah lo puso todo de su parte, no tuvo ni un mal gesto. Muchos rescates son muy difíciles y cuesta lograr que los animales se calmen para poder meterlos en la jaula y llevárselos a un lugar seguro.
Como el galgo Atún, una carambola afortunada. Cuando el equipo de rescate estaba buscando a otro galgo, apareció él.Se trataba de uno de esos pueblos donde los animales deambulan por las calles sin que nadie se inmute. Atún desconfiaba, pero tenía tanta hambre que lograron hacerse con él sin tener que usar una jaula trampa, solo con latas de paté. Además de en los huesos estaba lleno de heridas. Le tuvieron que dejar en un recinto encerrado mientras continuaban con el otro rescate, que resultó infructuoso, pero cuando regresaron ya recibió a sus rescatadores moviendo el rabito y buscando mimos.
Y Kiba, que se escapó de su casa de acogida y a la que vieron comiendo cerca de unos contenedores. Cualquier intento de acercamiento del equipo de rescate hacía que Kiba saliera corriendo, con el peligro que eso conllevaba, pues Kiba cruzaba carreteras sin mirar. Se dedicaron días y noches sin dormir a la vigilancia, la policía estaba al tanto. Hasta el séptimo intento de rescate no tuvieron éxito.
Para poder seguir con su labor, necesitan manos, necesitan más dinero.
Al ser una asociación sin ánimo de lucro, no tenemos ayudas de ningún tipo sólo contamos con lo que buenamente aportamos cuando podemos los miembros de la asociación y los pocos teamers que tenemos (actualmente 364). En ERA no cobramos ni un euro por hacer los rescates, sólo pedimos a las personas que nos piden ayuda para rescatar a un animal en situación de abandono, que se nos abone el gasto del combustible que conlleva el desplazamiento el día del rescate, tanto si se puede rescatar al animal como si no lo logramos ese día (algunos animales necesitan de más de un día de rescate para poder salvarlos de su vida de miseria), aun muchas veces tenemos que asumir nosotros todo el gasto ya que no somos capaces de dejarles a su suerte. Nosotros ponemos el resto de cosas necesarias para lograr cogerlo: nuestros vehículos particulares (y todos los gastos que nos ocasionan), el equipo que costeamos nosotros, todo el material necesario para el rescate, las reparaciones de todo el equipo, la comida como cebo, medicamentos y material de curas para cuando tenemos algún percance, etc… y por supuesto lo más preciado que tenemos que es nuestro tiempo, todos los rescates los realizamos en el escaso tiempo libre que tenemos, el cual restamos a nuestras familias de dos y cuatro patas y a nuestros amigos.
Nuestro deseo es no tener que pedir el abono del combustible cuando es directamente una protectora la que nos solicita ayuda para un rescate, ya que ellos tienen que hacerse cargo del animal que rescatamos (nosotros no somos protectora y los animales para los que nos piden ayudan deben tener previamente al rescate una protectora que se haga cargo de él, una casa de acogida o una residencia en la que el animal esté seguro hasta encontrar protectora o familia que lo adopte) y sabemos lo que supone económicamente para una protectora hacer que un animal recuperado del abandono esté en condiciones físicas y psíquicas para poder darle en adopción. Para poder hacer esto con las protectoras necesitamos tener más seguidores y más teamers, con los que tenemos en la actualidad no nos es posible hacerlo.
Puedes saber más de su labor en su página de facebook, allí hay más vídeos de algunos de sus rescates. Tras esos enlaces también tenéis más información si queréis o podéis ayudar a estos especialistas en salvar vidas.
Y si necesitáis su ayuda para rescatar a un animal que no se deja coger ponte en contacto con ellos a través de su web rellenando el formulario de contacto. Están en Madrid y tienen un radio de acción de entre 200-250 kilómetros.